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Aunque, durante mucho tiempo, los trastornos alimentarios han sido silenciados y estigmatizados, invariablemente se han convertido en parte de las conversaciones cotidianas. Muchas figuras públicas han admitido que han adoptado comportamientos tan dañinos: el caso de la princesa Diana, que habló ampliamente en una entrevista sobre su lucha contra la bulimia, sigue siendo famoso. Las medidas no tardaron en llegar: en el mundo de la moda, criticado por empujar a los modelos a conductas alimentarias anormales, existían normativas que establecen que ningún modelo tiene un índice de masa corporal por debajo de los valores normales.

La diferencia entre bulimia e hiperfagia

Sin embargo, existe un trastorno alimentario que no siempre recibe la atención que se merece y que es, quizás más que nunca, importante en nuestra sociedad: la alimentación compulsiva. Esta forma de hiperfagia (bulimia nerviosa) se caracteriza por consumir grandes cantidades de alimentos (a menudo miles de calorías en una comida) sobre una base emocional, sin sentir hambre. A diferencia de la bulimia, la alimentación compulsiva no se acompaña de medidas purgantes, pero, además de los riesgos para la salud, puede producir estados emocionales negativos. La culpa y la desesperación son las consecuencias más comunes de tal hábito. El aislamiento social, que ha traído niveles sin precedentes de estrés y ansiedad (tanto en relación con la salud personal y de los seres queridos como con el equilibrio financiero), empeora la alimentación emocional y las conductas compulsivas.

Además, el deseo de muchas personas durante el período de aislamiento, de perder peso y moldear su cuerpo, tiene el riesgo de seguir dietas estrictas o programas deportivos draconianos. Bajo esta presión autoimpuesta, la tendencia a controlar las emociones a través de comer en exceso está en una curva ascendente. Te ofrecemos algunas soluciones para evitar esos hábitos nutricionales y orientarte hacia la dieta equilibrada que necesitas.

Mejora tu deposición

La mayoría de las personas que experimentan hiperfagia tienen estados emocionales negativos preexistentes. La falta de interés en actividades que alguna vez fueron agradables, el sentimiento de catástrofe inminente y el sentimiento de soledad pueden volverse abrumadores. Recomendamos otros mecanismos de adaptación: su propósito no es solo mejorar su estado de ánimo general, sino también distraerlo de los hábitos dañinos. Así, una caminata de al menos treinta minutos, una sesión de aeróbic (en tu propia casa, ya sea de forma autodidacta o tomando clases a distancia), una conversación con un amigo, una buena película o serie y una sesión de piel que alejar, por tiempo indefinido, los impulsos de comer en exceso y los pensamientos oscuros.

¡No sigas regímenes muy estrictos!

Incluso si la promesa de perder cinco kilogramos en una semana es muy tentadora, una dieta que podría hacer realidad este sueño no es saludable. Si lo lleva a un final exitoso, el efecto yo-yo no tardará en llegar y la insatisfacción causada por la efímera de los resultados corre el riesgo de llevarlo a una alimentación emocional.

Al mismo tiempo, el hecho de que no lleves a cabo el programa de adelgazamiento a tiempo puede generar sentimientos de desánimo y la presión autoimpuesta te empujará hacia conductas compulsivas. En lugar de una dieta draconiana (o un programa deportivo excesivo, que puede indicar otro trastorno alimentario, ortorexia), mantenga una actividad física regular, pero no extremadamente exigente, y asegúrese de tener una dieta saludable.

Lleve un diario o un diario

Junto a la tristeza, la ansiedad es uno de los principales factores de riesgo de la alimentación compulsiva. La adicción a la comida se vuelve aún más fuerte cuando aparece el miedo: neurotransmisores estimulados por el consumo de ciertos alimentos, especialmente dulces, que alivian, temporalmente, la ansiedad.

Sin embargo, existen métodos que lo calmarán, sin consecuencias a largo plazo. Nuestra principal recomendación es registrar todo lo que te ocurra durante un día o, por qué no, lo que tengas que hacer en los días siguientes. Tendemos a sobreestimar el nivel de tiempo y energía emocional que consumirán nuestras actividades diarias. Si tenemos todas las tareas frente a nuestros ojos, nos relacionaremos con ellas con mucha más facilidad.

Prepara quien es bajo en calorías

Incluso si siempre aparecen nuevas tendencias en el mundo de las dietas, y los descubrimientos recientes niegan las viejas verdades, existe una regla de oro: por la noche, se debe reducir el consumo de alimentos. Esto no significa que tengamos que eliminar la cena: será mucho más difícil conciliar el sueño si tenemos hambre, y el insomnio puede conducir fácilmente a conductas nocturnas compulsivas. Por eso, te recomendamos una cena que se adapte a tus necesidades nutricionales, dos o tres horas antes de acostarte.

Calcule sus necesidades calóricas

Según su altura, edad y peso corporal, la mayoría de las calculadoras de nutrición le brindarán información como el metabolismo basal (calorías quemadas por su cuerpo en reposo), su necesidad diaria de agua y la cantidad de alimentos que puede comer para mantenerse. perder peso saludable. Recuerde, los especialistas recomiendan no perder más de 0,5 kilogramos por semana; de esta manera, evita el efecto yo-yo y el riesgo de ceder a la presión autoimpuesta disminuye significativamente.

Por tanto, la alimentación compulsiva, aunque sea menos visible que otros trastornos alimentarios, puede causar un gran sufrimiento. Los métodos por los que se puede disminuir este comportamiento tienen como objetivo reducir los estados emocionales negativos, controlar la ansiedad, dominar una dieta saludable y adelgazar a su propio ritmo, sin presiones personales o temporales (y aquí mencionamos el famoso body playero listo).